Ramón Castro Castro fue nombrado obispo de Campeche por el difunto papa Benedicto XVI, ahí permaneció de 2006 hasta el 2013, cuando fue trasladado a la diócesis de Cuernavaca por el papa Francisco.
Estando el obispo Castro en Campeche aumentó el número de sacerdotes y de parroquias para contener el “avance de las sectas”. A Ramón Castro se le acusó de proteger a curas pederastas que provenían de otras diócesis. Uno más a la lista del “sagrado silencio”.
El obispo Ramón Castro no puede evitar las homilías políticas. En 2012, llamó a los fieles a no votar por partidos que impulsaran la legalización del aborto y el matrimonio igualitario, en ese entonces instaba a los fieles a no votar por el PRD. El poder de su suave voz habrá influido en los creyentes.
Como a muchos jefes eclesiásticos, a Ramón Castro Castro le gusta la buena vida, la comodidad y los lujos; se denunció que el representante de la Iglesia, se había construido una “modesta” residencia en Campeche con valor mayor a más de 10 millones de pesos…
En 2013, el papa Francisco trasladó al obispo Ramón Castro a Cuernavaca. Continuó con sus intereses políticos, aprovechando su influencia, el obispo optó por acompañar a la sociedad civil en marchas para manifestar el creciente repudio del ahora ex-gobernador Graco Ramírez.
El obispo Castro, se ha caracterizado por ir en contracorriente de todas las iniciativas del gobierno de Morelos que están a favor de los matrimonios igualitarios y la legalización de la marihuana y del aborto.
En 2016, el obispo de Cuernavaca enfrentó diversas acusaciones: la comunidad de Tepalcingo interpuso una demanda judicial contra el párroco y el obispo por el robo de una custodia de elevado valor, y por el mal manejo de la feria de la comunidad.
Ramón Castro Castro, no calla cuando un asunto político por alguna razón secreta, no le conviene. Cuando el fiscal de Cuernavaca fue arrestado, Castro durante la homilía, con voz suave, de esa sacerdotal que no sé si es fingida o natural, se manifestó en contra del arresto.
Esa misma voz calla de manera siniestra, no se escucha, en ningún lado hace eco, porque nada hizo Ramón Castro cuando un exseminarista lo acusó de proteger a dos sacerdotes que abusaron de él en Campeche entre el 2007 y 2008. Castro calló, protegió a los pederastas para que éstos sigan impunes abusando de niños y de jóvenes. Eso sí, le indigna el arresto de un fiscal que mintió, para encubrir a un feminicida. Eso no es pecado…
El señor obispo se indigna por el consumo de la marihuana, está en contra del aborto y repudia a los homosexuales, incomprensible.
Por más que se diga que hay separación entre la Iglesia y el Estado, no existe. Los arzobispos, obispos y los altos jerarcas de la Iglesia siempre han estado involucrados en la política. Tienen lazos, algún tipo de “comunión” con funcionarios, con expresidentes, se deben favores, todos secretos. Por más que lo nieguen…





