El Ayuntamiento de Cuernavaca separó de su cargo a tres funcionarios de esta administración que habrían incurrido en omisión y/o negligencia en atender las malas condiciones del puente colgante del Paseo Ribereño de la Barranca de Amanalco, donde resultaron lesionados 25 funcionarios cuando iba a ser reinaugurado.
Además, uno más presentó su renuncia voluntaria mientras se resuelven las investigaciones.
Se trata de Pablo Aguilar Ochoa, quien estaba al frente de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y Servicios Públicos. Es licenciado en administración, de origen panista y ha trabajado en distintos cargos en el estado; su designación, señalan, fue por su relación con los hermanos Terrazas, quienes controlan al Partido Acción Nacional en Morelos.
Aguilar Ochoa, quien hoy se presentó con un cabestrillo tras la lesión que sufrió durante la caída, recibió el oficio en el que Protección Civil Municipal de Cuernavaca en el que se le advirtió de las malas condiciones en las que se encontraba el puente, desde los tensores, el piso y demás fallas estructurales que derivaron en el colapso.
El edil de Cuernavaca, José Luis Urióstegui, también cesó al director de Infraestructura, Raymundo Nova Castro, funcionario al que se le asignó atender las fallas que presentaba el Puente colgante, como los tensores que no estaban en buen estado y que impedían que el puente de dos metros se usara.
En redes sociales se difundieron imágenes en las que hacían referencia a las cadenas oxidadas del puente. “Solamente fueron cubiertas con una capa de pintura”, acusaron.
La tercera funcionaria, cuya destitución se anunció este viernes 9 de junio, es Denia Brito González, jefa del Departamento de Barrancas y Áreas Naturales Protegidas.
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