Tratan de vender toda su mercancía antes de ser retiradas de las banquetas, las creadoras buscan que el Ayuntamiento les autorice comercializar sus productos

Artesana e inspectores municipales juegan a las carreras

En las banquetas de la calle Hidalgo, en el centro de Cuernavaca, las artesanas llegaron desde temprano para tratar de ganar tiempo y vender la mayor parte de sus productos antes de que lleguen los inspectores del Ayuntamiento, quienes se encargaran de retiralas, cuentan las mujeres.

Durante los días santos, acusan, no les permitieron vender sus productos al poco turismo que llegó y apenas lograron comercializar un 20 por ciento.

“Vienen los inspectores y no nos dejan vender, están aquí todo el día, no nos dejan, ya llevamos dos semanas que nos dejan, son entre cuatro o cinco los que llegan”, dice Janette Peña, una de las artesanas.

Pese a que por más de 25 años se han colocado afuera de la Catedral de Cuernavaca, cada cambio de administración tienen el mismo problema y son retiradas por no contar con permisos para hacerlo en la vía pública.

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